En el Día Internacional de la Niña, la Unidad propició un ejercicio de empoderamiento y liderazgo con siete niñas entre los 7 y 12 años víctimas del conflicto, en el cual cada una ejerció un rol directivo dentro de la entidad.
Preguntas asociadas al proceso de entrega de indemnizaciones, al empoderamiento femenino, a las ayudas para personas desplazadas y al logro de los sueños personales se tejieron en un espacio que involucró las respuestas de líderes, lideresas y colaboradores de la entidad en cabeza del director general, Ramón Rodríguez Andrade.
Al respecto, Rodríguez afirmo: “tenemos que seguir trabajando con todas las entidades del sistema para garantizar equidad así como garantías de los derechos de las niñas en todo el territorio colombiano. Tenemos más de 500 mil niñas víctimas entre cero y doce años afectadas principalmente por desplazamiento y frente a este hecho victimizante venimos realizando todo el proceso de atención, asistencia y reparación”.
“Queremos darles un mensaje a todas las niñas del país, en especial a las niñas víctimas, y recordarles que el empoderamiento es posible para las mujeres y que desde muy pequeñas es importante labrar ese camino para que cuando estén grandes ejerzan el liderazgo y le aporten mucho a Colombia”, les dijo Lorena Mesa, subdirectora general de la entidad.
Por su parte, Brígida Reyes, familiar de una de las menores. Manifestó: “esta actividad las empodera porque están aprendiendo mucho y las va a marcar porque no lo habían vivido, para ella es algo muy bonito haberse sentado en una oficina como una lideresa”.
“Me pareció una actividad increíble, interesante, adquirimos nuevos conocimientos, aprendimos más sobre el funcionamiento de esta entidad y fue muy interactiva, me gustó mucho cuando nos pusieron la actividad de cambio de roles en la que me tocó de subdirectora y pude entrevistar a quien ocupa ese cargo”, dijo Lina María Santibáñez, niña de 11 años participante de la jornada.
La dirección territorial Central de la Unidad focalizó a algunas de estas menores por haber sido partícipes de la estrategia de apoyo psicosocial “Cre-Ser”; otras por residir en Rincón de Bolonia, en la localidad de Usme, en un sector con más de 900 familias víctimas de desplazamiento, pero con una incalculable riqueza pluriétnica y multicultural.
