Cerca del 30% de la Puerta al Llano, es abastecida por los acueductos comunitarios y más de siete mil usuarios tienen pozos profundos. A pesar de eso, la Empresa de Acueducto de Villavicencio – EAAV- es quien atiende al 80% de la ciudad.
La situación del servicio del agua en nuestra ciudad parece una novela y la responsabilidad por lo general, es del gobernante de turno; esto tiene algo de verdad, pero también hay que reconocer que son muchos los responsables. Empecemos por la proyección de la única fuente de captación que, por más de treinta años, ha estado vigente. A pesar de los gobernantes y las inversiones, seguimos dependiendo de una infraestructura que cada día es más débil. «Llueve y se va el agua, hace sol y se va el agua».
El problema siempre es el mismo, abrir el grifo y no tener el líquido. Pero ¿Por qué ningún gobierno ha logrado solucionar este problema? Para el año 2011 se proyectó una obra que permitía elevar la tubería para protegerla. Obra que terminó convirtiéndose en un elefante blanco y que le costó a los metenses más de $70.000 millones.
Otro de los recuerdos que tienen los habitantes de Villavicencio, es que durante el 2018 y 2019, estuvieron 18 meses sin agua, pero que, para finalizar ese mismo año, la EAAV logró superar la emergencia. Además, ese gobierno adjudicó un contrato para tener la captación alterna en la misma línea de aducción. ¿Qué pasó? Según el alcalde de esa época, su sucesor no quiso continuar la obra por ‘capricho’. La versión del nuevo mandatario es que la obra se convertiría en un elefante blanco, pues la tubería a implementar era rígida y no flexible, lo que imposibilitaba hacerlo así por las condiciones del terreno.
Entre el 2020 y 2021, solo se presentó una interrupción del servicio. Según el gerente de la EAAV, de ese entonces, era un mantenimiento. Pero para el 2022, la crisis del servicio de agua duró tres meses. Pero no solo no hubo agua, sino que el principal punto de captación -Quebrada La Honda-, había sido sepultado por causa de los derrumbes y las fuertes lluvias. Se finalizó ese año con agua, a pesar de que las apuestas se inclinaban hacía la posibilidad de que no iba a reestablecerse el servicio por más de seis meses, lo cual llevó a los villavicenses, a revivir el desespero de los tiempos pasados.
Para el 2023, se presentaron dos crisis, cada una de 15 días, generando descrédito, rabia y malestar en los habitantes. Los ciudadanos siguen esperando quién les solucione la prestación del servicio, que garantice potenciar las estaciones de bombeo, que tengamos una fuente alterna, a pesar de que esta, llegue a la misma línea de aducción. Pensar en otra fuente de captación parece inviable, y es que no es solo elegir un alcalde, sino que se requiere el apoyo de la administración departamental, que se comprometa para que Villavicencio pase este capítulo. Por ahora, Villavicencio tiene agua y el gobierno de Harman dejará proyectado para contratar y potenciar así, las estaciones de bombeo porque la ciudad quiere que se le garantice el servicio.
