La agenda del segundo día de la VI Cumbre de Petróleo, Gas, y Energía, contó la presencia de Mauricio Cárdenas, ex-ministro de Hacienda, y de Minas y Energía, quien expuso las palabras de preámbulo al conversatorio Financiación de la Transición Energética en Colombia. Hizo una profunda reflexión acerca de los factores que Colombia debe tener en cuenta para la transición energética segura, haciendo énfasis en que la principal fuente de emisiones de gas carbónico es el cambio en el uso del suelo, es decir, la deforestación.
Inició haciendo la siguiente premisa introductoria: «Sí algo nos ha caracterizado a nosotros en el tema de Cambio Climático, y de los compromisos asociados con la reducción de emisiones es que, no nos falta ambición, es decir, al Gobierno colombiano nadie lo puede calificar de tímido al llegar a los escenarios internacionales, y fijarse metas. Somos muy ambiciosos, para mi gusto excesivamente ambiciosos, porque yo creo que uno siempre debe tener un cierto alineamiento entre ambición y realidad, porque si la primera se queda en solamente en aspiración, pues es la fuente de frustraciones. Una realidad más ajustada a lo que son nuestras verdaderas posibilidades es más fácil de cumplir, y por lo tanto es algo que no va a generar decepciones», explicó.
Estas frases fueron el abrebocas para la discusión de las diferentes aristas que tiene que tener en cuenta Colombia, según él, para impulsar una transición energética segura. En primera medida destacó que, somos un país ambicioso a la hora de hablar de metas para mitigar el cambio climático y las emisiones de gas carbónico. Lo segundo que argumentó es que, Colombia es uno de los países más expuestos al cambio climático, y lo tercero, muy dependiente a los recursos fósiles, desde el punto de vista de exportaciones, ingresos fiscales, y Producto Interno Bruto (PIB).
Lo cuarto en lo que enfatizó el Ex-ministro Cárdenas es que la principal fuente de emisiones de gas carbónico en Colombia es el uso del suelo, y particularmente el cambio en ese uso, es la deforestación y no el sector de los hidrocarburos. En ese orden de ideas, la solución a las emisiones, en ese caso, no es un problema técnico, por ejemplo, no se trata de encontrar la metodología y la tecnología para producir hidrógeno verde. «No son estos problemas técnicos, sino económicos y sobre todo políticos, no hay que hacer grandes investigaciones», explicó.
El Ex-ministro explicó que en la transición energética hay varias preguntas o dudas relevantes que debemos responder, entre ellas, «¿De qué estamos hablando?, cuando nos referimos a la financiación de la transición energética. ¿Estamos hablando de la reducción de emisiones?, ¿De esta reducción más la adaptación frente a los riesgos asociados al cambio climático?, es decir, ¿La mezcla de emisiones, reducción, mitigación más adaptación?. Y si además de eso, ¿Debemos agregarle los ingresos que vamos a perder por depender tanto de los combustibles fósiles?. Ya aquí, les he mencionado tres tipos de escenarios para calcular los costos de la financiación. De entrada, quiere decir que las metodologías pueden ser diversas y las cifras muy disímiles también dependiendo de lo que estamos midiendo», explicó.
La segunda pregunta que planteó para este tema fue la de ¿Cuánto cuesta esa transición?. «No es tan sencillo ponerle precio a cada una de estas actividades, a la mitigación, adaptación, y pérdida de ingresos (cuánto vamos a perder). ¿Cuándo vamos a hacer esto?. ¿Ya?, ¿En cinco años o en 20 años?, el tiempo es fundamental. Y por último, ¿Cómo hacerlo?, en el fondo significa de dónde va a a salir la plata», indicó Cárdenas.
El experto en economía expresó que Colombia es uno de los países más ambiciosos con referencia a lo que se comprometió en línea con el Acuerdo de París. «Nosotros nos comprometimos a una reducción del 51% en el 2030, la más ambiciosa con respecto a otros países como México… que no se va a cumplir».
Por otro lado, enfocó su análisis en que los países tropicales, entre ellos Colombia, tienen un alto grado de exposición al cambio climático, una situación que es netamente física, no es un tema que se resuelva de manera política, pero la capacidad de adaptación si depende de nosotros, de nuestras políticas públicas. Colombia está expuesta a inundaciones, caída en la productividad de los cultivos, y desplazamiento de las personas por fenómenos climáticos, esto significa «costos» (inversión en mitigación).
La otra variable son los riesgos de la transición energética cuando pasamos de A a B, que se van a traducir en la baja de ingresos, por ejemplo, en la amortización de los proyectos energéticos que no alcanzan a amortizar porque sus proyecciones era de largo tiempo (activos atrapados). En la parte agrícola, se puede dar que la gente cambie sus hábitos de alimentación hacía alimentos más amigables con el medio ambiente, y dejen de consumir productos en la que la industria todavía no ha logrado esa transición (pérdida de ingresos). Otra es la compensación para que los colonos cuiden el bosque y controlen la deforestación.
Cárdenas explicó que estudios serios y profundos, especialmente uno de Laura Palacios, una amiga personal, recopila otros trabajos sobre cuánto costaría esa transición para América Latina, teniendo en cuenta aristas (pérdidas, mitigación, o adaptación) distintas llegan a cifras diferentes. En un estudio realizado por él, destaca que les dio un cálculo del 7% del PIB por año en solo actividades de mitigación. «El Banco Mundial habla que para Colombia sería una cifra del 2,2% del PIB, esto significaría un poco más de la mitad de lo que ha sido la inversión pública en los últimos 10 años», indicó.
Para tener cero emisiones netas al 2050 la senda es la siguiente según el Banco Mundial. «Nosotros emitimos 300 millones de toneladas de gases invernadero por año, todos los años se debe bajar un 3%. No todo lo podemos hacer al mismo tiempo sino por fases. Debe ser una carrera de relevos, por ejemplo, pasar el parque automotor del país a vehículos eléctricos. Lo que sí podemos hacer es trabajar en la deforestación y la ganadería. ¿Cuáles son las metas? (emisiones relacionadas a la deforestación). En Colombia hemos estado deforestando en promedio 150.000 hectáreas por año. La deforestación representa el 56% de las emisiones en el país. El Plan Nacional de Desarrollo al 2026 habla de llegar a 140.000, en los compromisos asociados al Acuerdo de París deben estar para el 2030, se debe llegar 50.000 hectáreas. En conclusión nuestra cuota inicial es pasar de 150.000 hectáreas a 50.000, pero no se logra a punta de discursos, sino es algo más complejo….», explicó Cárdenas.
Por último, aclaró que el sector de hidrocarburos es solo una fracción en las emisiones, y propuso una asociación como la Federación Nacional de Cafeteros para vender créditos de carbono, generando fuentes de ingresos a los campesinos que viven en esas zonas donde hay deforestación. Expresó que el Presidente Petro se debe parecer más al Presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, de Brasil que apoya políticas para favorecer el medio ambiente sin acabar con la industria petrolera. También agregó que el grueso de los recursos para la transición los debemos hacer nosotros, no el mundo, pues éste actualmente aporta en plata a la protección de los bosques tropicales y en evitar la deforestación, entre lo que son recursos de ayuda, donaciones y venta de créditos de carbono respaldado en bosques cerca de USD$2.400 millones, que es muy poco o nada, pues según sus cálculos, en Colombia representa el 7% del PIB, lo equivale a USD$21.000 millones al año.
Así las cosas, Colombia debe buscar los recursos y la forma acertada de hacer esa transición, y trabajar de la mano con el sector de los hidrocarburos, que le aporta importantes recursos a la Nación, porque podríamos «quedarnos sin el pan y sin el queso, las emisiones están en la deforestación, no en el sector de hidrocarburos», concluyó.
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