La guerra vivida en Colombia por más de 50 años nos dejó heridas difíciles de cerrar. Con el paso de los días éstas sanarán, o simplemente madurarán en odio y rencor. El inicio de ésta guerra se basó en la posesión de la tierra, entendiendo que quien poseía una mayor cantidad de hectáreas tenía más poder, lo que vimos durante mucho tiempo en nuestro departamento.
El “final del conflicto” ha permitido ver más allá de las circunstancias y evidenciar que el más grande problema que ha azotado nuestro país a través del tiempo no era la guerra, sino la corrupción.
La lectura de Colombia, cada vez se asemeja más a una mala novela de terror, en la cual los actores principales, lloran, gimen, huyen y se esconden cuando no saben que más hacer, y así vamos, pues las arcas del Estado que en otros tiempos rebozaban, en algún momento durante las últimas décadas fueron saqueadas. Hoy, por más que lloren, giman o se escondan nuestros dirigentes, no se sabe ¿quién?, ni ¿cómo?, pero esa platica se perdió,
Es normal que los grandes medios nacionales, publiquen noticias de malversación de dineros públicos, favorecimiento amañado de contratos, o el clásico CVY (¿Cómo voy yo?). Lo triste del asunto no es la noticia en sí, es que nos acostumbramos a esa oscura realidad que acaba poco a poco con las oportunidades en nuestro país.
Según un informe realizado por la secretaría de desarrollo agro económico del Meta, el 96% de las tierras está en manos del 4% de los habitantes, visibilizando la profunda desigualdad social que existe en nuestra región.
Esta realidad solo puede cambiar en la medida en que rechacemos los actos de corrupción que nos rodean. Es necesario fortalecer los valores familiares, no ceder ante las necesidades y sobre todo respetarnos a nosotros mismos y reconocer que no hay un precio suficiente para comprar nuestra conciencia.
El 2019 será un año electoral y muchas personas están pensando en qué recibir a cambio del voto. ¡Hagamos un alto!, escojamos bien, no votemos por aquellos que de alguna manera representan “la corrupción”.