La Cámara Colombo Americana advierte que un incremento desproporcionado en el salario afectará lucha contra la inflación, viabilidad empresarial y capacidad para mantener y crear nuevo empleo formal.
Un aumento moderado del salario mínimo para 2024 será el primer paso en el próximo año para avanzar en la lucha contra la alta inflación, que seguirá golpeando a los hogares más vulnerables, facilitará mantener y crear nuevo empleo formal que garantice ingresos a las familias colombianas y permitirá la viabilidad empresarial que ya enfrenta altos costos en los insumos y una caída en el consumo.
La Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia, llamó al Gobierno, empresarios y trabajadores a que en el proceso de concertación del salario mínimo para 2024, que comenzará en los próximos días, se tengan en cuenta las principales variables económicas del país que presentan retrocesos y que requieren de un trabajo coordinado tripartito para superarlos y evitar un deterioro mayor en el crecimiento del país.
“Es importante recordar que el aumento del salario mínimo, por norma Constitucional, no puede estar por debajo del dato de inflación. Por eso, dentro de las variables a analizar en este proceso, y teniendo en cuenta que tenemos un IPC sobre niveles del 10%, lo más sensato sería un aumento mesurado teniendo en cuenta estos factores. No se puede desconocer que hay múltiples factores que están indexados a esta alza, como son el costo del transporte; los arriendos; servicios públicos, entre otros. Esto significa que lo que aumente el salario, aumentarán los mencionados, generando una mayor presión al bolsillo y no un incentivo o incremento real en el poder adquisitivo de los colombianos”, dijo María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia.
A lo anterior, es importante sumar el factor de productividad, que los analistas calculan en máximo 1,5% para 2023. “En productividad hay un largo camino por recorrer, los resultados demuestran que es urgente la inversión y sofisticación de los procesos corporativos y por eso, el cremento del salario mínimo debe garantizar que las empresas puedan seguir generando empleo formal y dándoles viabilidad para su funcionamiento”, afirmó.
En el contexto económico, “hay una clara desaceleración económica y para evitar una recesión se requiere, de manera urgente, de un plan de choque articulado entre sector público y privado para reactivar sectores como de la construcción que tiene una marcada caída, de comercio y reparación de vehículos e industria manufacturera que están en terreno negativo. Al mismo tiempo, las proyecciones de menores utilidades de Ecopetrol y la inestabilidad en las actividades de minas y canteras está generando una influencia importante en el crecimiento económico, por lo que también es indispensable avanzar en una transición energética de forma responsable y paulatina”, recordó la Presidente de AmCham Colombia
En septiembre, la tasa de desempleo se ubicó en 9,3%, de acuerdo con cifras del DANE. Si embargo, se percibe una menor generación de empleo. Mientras en agosto se crearon 1 millón de puestos de trabajo, en septiembre fue de 717 mil. Al mismo tiempo, hay un aumento de informalidad de 0,2 p.p. a nivel intermensual ubicándose en 56,1%.
“Cabe recordar que el crecimiento de Colombia se da en un 80% por el consumo de los hogares, el cual en un 73% proviene de los salarios que generan los empleos. Aunque estables, representan un llamado a buscar acciones que fomenten el desarrollo empresarial. Se debe, de manera inmediata, y de cara al nuevo año, poner en marcha políticas de estímulo a generar empleo formal y de calidad, en especial en jóvenes y mujeres. Para lo cual, es imperante que exista articulación entre el Gobierno Nacional y los nuevos mandatarios regionales con el propósito de establecer planes estratégicos, y con necesidad departamental, para fomentar la empleabilidad.”, señaló la Presidente de AmCham Colombia.
Entre enero y septiembre, las exportaciones de Colombia a todo el mundo se registraron en US$ 36.791,1 millones, presentando una desaceleración de 15,4% frente a los flujos del mismo periodo de 2022 de US$ 43.492,6 millones, de acuerdo con cifras del DANE. Las ventas minero-energéticas se han reducido 22% y las no minero-energéticas 7,4%. Hacia Estados Unidos, las ventas totales han caído 13,1% al pasar de US$ 11.334,3 millones entre enero y septiembre de 2022 a US$ 9.852,5 millones en el mismo tiempo de este año. La caída en las exportaciones responde a las menores ventas del sector minero-energético en -27,7% por el orden de US$ 4.034,6 millones. Por su parte, el sector no minero-energético muestra resiliencia, con crecimiento del 1,1% pasando de US$ 5,756,4 millones en los primeros nueve meses de 2022 a US$ 5.817,9 millones.
Colombia y el mundo atraviesan escenarios complejos y de desaceleración económica, por lo que tomar decisiones sensatas y aterrizadas a los indicadores económicos contribuirá a apaciguar un año 2024 que se espera complejo.
“Con un 2024 retador, se hace indispensable hacer un llamado para que se haga un aumento del salario mínimo responsable. Un alza desmedida solo desincentivará la capacidad de generar empleo y, al tiempo, encarecerá el nivel de vida, por lo que se debe incentivar a las empresas a crear y mantener los empleos y continuar haciéndole frente a la formalización laboral. Este escenario debe ir acompañado de una política laboral más flexible, que abra espacio a nuevas modalidades de trabajo que se implementen de manera permanente”, puntualizó Lacouture.
/AmCham