Las Fuerzas Armadas de Pakistán acusan a los afganos de permitir ataques insurgentes desde su territorio
El Gobierno talibán anunció este domingo que más de una treintena de personas falleció durante los ataques aéreos contra dos provincias fronterizas afganas de los que responsabiliza a Pakistán, y que han provocado la condena de la ONU.
Ambos bombardeos sucedieron en la noche del viernes, uno de ellos en la provincia suroriental de Khost, donde los muertos “lamentablemente tenemos entre 30 y 40 fallecidos”, dijo a Efe el portavoz adjunto del Gobierno talibán, Bilal Karimi.
Esta cifra se suma a los seis fallecidos, además de cinco heridos, que provocó el otro ataque aéreo en la provincia nororiental afgana de Kunar, según las autoridades locales.
Los fundamentalistas condenaron hoy “enérgicamente los brutales ataques paquistaníes contra los refugiados” y pidieron a Pakistán “que no ponga a prueba la paciencia de los afganos en tales asuntos y no repita tales errores”, puesto que “de lo contrario tendrán malas consecuencias”, tuiteó el otro portavoz adjunto del Gobierno talibán, Bilal Samangani.
“Todos los problemas deben resolverse por medios políticos”, agregó.
Estos ataques provocaron que el Gobierno talibán llamara ayer a consultas al embajador paquistaní en Kabul, para transmitirle su malestar por lo sucedido.
Pakistán no ha confirmado por el momento la autoría de estos ataques, aunque este domingo el Ministerio de Exteriores emitió un comunicado advirtiendo que “en los últimos días, los incidentes a lo largo de la frontera afgano-paquistaní han aumentado significativamente”, y “las fuerzas de seguridad paquistaníes están siendo atacadas desde el otro lado de la frontera”.
Así sucedió, denunciaron, esta misma semana cuando “grupos terroristas que operan en suelo afgano” acabaron con siete de sus soldados en una emboscada que tuvo lugar cerca de la frontera, en suelo paquistaní.
Por ello, Islamabad acusó a los talibanes de no controlar estas regiones, donde “terroristas utilizan el suelo afgano con impunidad para llevar a cabo actividades dentro de Pakistán”, y les pidió asegurar la frontera y tomar medidas “severas” contra los insurgentes, para así mantener “la paz y el progreso” entre “dos países hermanos”.
Tras conocer la magnitud de los hechos, la misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) condenó los bombardeos y anunció que están trabajando por verificar el número de fallecidos.
“La UNAMA está profundamente preocupado por los informes de víctimas civiles,incluidas mujeres y niños, como resultado de los ataques aéreos en las provincias de Khost y Kunar anoche. Los civiles nunca son un objetivo. La UNAMA está trabajando para establecer hechos sobre el terreno y verificar el alcance de las pérdidas”, publicó en su cuenta de Twitter.
Los bombardeos de Pakistán contra zonas fronterizas afganas suceden con cierta frecuencia, pues el Ejército paquistaní sostiene que allí se asientan grupos de insurgentes contrarios a Islamabad.
Tanto Afganistán como Pakistán llevan años acusándose mutuamente de permitir el paso de insurgentes de un lado al otro de la frontera para atentar en suelo afgano o paquistaní.
Incluso antes de la llegada de los talibanes al poder, el pasado 15 de agosto, los choques entre las fuerzas de ambos países eran relativamente frecuentes a lo largo de la Línea Durand, como se conoce la frontera creada tras un acuerdo entre los británicos y Kabul en el siglo XIX.