Lograr que un perro aprenda dónde debe hacer sus necesidades requiere paciencia, constancia y refuerzo positivo. Con una rutina adecuada y evitando los castigos, tu mascota podrá adquirir este hábito tanto en casa como durante los paseos.
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Cachorros menores de 8 semanas: primeras rutinas
En esta etapa, es fundamental elegir un espacio fijo y tranquilo donde el cachorro pueda hacer sus necesidades, lejos de su comida o cama. Muéstrale el lugar, déjalo olfatear y acompáñalo con frecuencia, especialmente después de comer, dormir o jugar. Un truco útil es colocar en ese sitio una servilleta con su olor para que lo asocie fácilmente. Cada vez que lo haga bien, prémialo con caricias, palabras de ánimo o su comida favorita: eso reforzará el comportamiento positivo.
A partir de las 8 semanas: el paso a los paseos
Si el cachorro ya tuvo un entrenamiento previo, la transición a hacer sus necesidades fuera de casa será más sencilla. Lo ideal es establecer una rutina de paseos en horarios fijos y coincidentes con sus momentos naturales de evacuación. En cambio, si nunca aprendió a tener un sitio específico, requerirá más paciencia. No lo castigues ni grites: los golpes o el restregar su hocico en el orín solo generan miedo y confusión. En su lugar, recoge los desechos, llévalos al sitio correcto y permite que el perro lo asocie de forma positiva.
Constancia y observación: claves del éxito
Evita los paseos excesivamente largos o esperar que aprenda de inmediato. Si no hace sus necesidades, vuelve a casa y repite más tarde. Observa su comportamiento: dar vueltas, olfatear o mostrarse inquieto son señales de que necesita salir. Aprovecha los momentos clave —tras comer, dormir o jugar— para reforzar el hábito. Con una rutina constante, paciencia y refuerzos positivos, tu perro aprenderá a hacer sus necesidades en el lugar adecuado sin estrés ni castigos.




