Ante la posibilidad, cada vez más real, de que la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) inicie la ejecución del proyecto Chingaza II, se da un parte de intranquilidad y amenaza a la oferta hídrica de los Llanos Orientales, en aras de suplir de agua a los cerca de 25 millones de habitantes que se prevé tendrán Bogotá y sus alrededores para el año 2030. Los expertos como Nelson Vivas, ambientalista y ex secretario de medio ambiente de Villavicencio, creen que este proyecto en realidad lo que propone es tomar el agua de las fuentes hídricas que recorren la Orinoquía colombiana para venderla a sus clientes, dejando sin agua los principales afluentes del Meta, a la vez realizando un trasvase del Río Orinoco al Río Magdalena.
Para analizar las consecuencias que tendría este proyecto para la Orinoquía se debe conocer algunas ilustraciones previas sobre el tema: Estudios realizados por la Universidad de los Llanos y Ecopetrol determinaron que los Llanos cuentan con el 33% de agua superficial de Colombia, y el 56% de aguas subterránea, dicho en otras palabras, somos potencia hídrica.
Según Vivas, el agua que los Llanos Orientales disfruta se debe a que los vientos Alisios que soplan del sur del Brasil recogen humedad en la gran selva amazónica, y la depositan en el piedemonte llanero de la Cordillera Oriental, dándose la evaporación en los páramos.
“De esta suerte, que sí queremos conservar el agua el primer paso es asociarnos a defender la selva amazónica. En segundo lugar, como nos llega suficiente agua no podemos continuar deforestando, ni destruyendo los páramos. Tenemos el más grande del mundo que es el Sumapaz, y también contamos con Chingaza, los cuales son fundamentales”, explicó Vivas.
Nelson expresó que la deforestación que hacen los campesinos en estas zonas están realizada bajo el silencio cómplice de los alcaldes, sumado a la falta de acción de las Corporaciones Autónomas Regionales. Por último, la falta de compromiso de la ciudadanía que sería la más afectada. “Esto lo tenemos que salvar en equipo, por eso, no le vamos a echar la culpa a una sola entidad, es la falta de gestión gubernamental con la ausencia de liderazgo social y ciudadano”, exhortó.
Además de la destrucción que se está dando en los páramos, la cordillera y el piedemonte llanero, se adiciona la puesta en marcha de unos proyectos de orden nacional, en especial de la EAAB, que pone es riesgo nuestra riqueza hídrica.
CHINGAZA I
Para entender en qué consiste el Proyecto Chingaza II, y el por qué se considera una amenaza latente para las principales cuencas de los Llanos Orientales, y por ende el desarrollo económico y poblacional de la región, se debe estudiar el Proyecto Chingaza I.
De este proyecto existen estudios desde el año 1965, cuando el Ministerio de Agricultura de la época opta por buscar una alternativa para proporcionarle el agua a la Capital de la República. Ya en el año 1970 se define que hay que hacer Chingaza I, un complejo proyecto con obras gigantescas, entre ellas, el Embalse de Chuza conocida como la Represa de Chingaza en Fómeque (Cundinamarca); la planta de tratamiento de agua Francisco Wiesner de la Calera; y el Túnel Alterno, para disminuir vulnerabilidad en el suministro de agua potable del sistema de Chingaza. .
Este proyecto, Chingaza I, contempló que se le quitará de la parta alta del río Guatiquía 16 m³/s y del Río Blanco (Guayuriba) 2 m³/s. Para hacerse una idea de cuánta agua equivalen estos 18 m³/s, “con un metro cúbico por segundo se puede proporcionar agua para un millón de personas, eso es mucha agua”, explicó el Ex Secretario.
De esta manera, la EAAB pudiendo satisfacer mucho más que la necesidad de los bogotanos decidió vender el agua a tres municipios de Cundinamarca y algunos del Tolima. “Lo que en realidad han hecho es un trasvase del río Orinoco al Río Magdalena, mientras la cuenca del primero se genera sequía, y des-abastecimiento de agua; en el segundo hay inundaciones y avalanchas”, anotó Vivas, quien considera que es una maniobra irregular e ilegal.
CHINGAZA II
Para los expertos, Bogotá siguió creciendo a pasos agigantados, su crecimiento poblacional es descontrolado, y es una ciudad ambiental-mente no viable. En vista de la necesidad de más agua para la Capital, se plantea el Proyecto Chingaza II, cuyo potencial es de 5 m³/s, subdividido en tres componentes Chingaza sureste, el Embalse de la Playa, y Chuza norte. Las obras de infraestructura se realizarán en los municipios de Guasca, Junín, San Juanito, y Fómeque.
Según Vivas para llevar a cabo estas obras pretenden inundar el valle de los frailejones en Fómeque. Así las cosas, la intención es tomar 1.03 m³/s del Río Guatiquia, 2 m³/s del Río Guayuriba, y 5 m³/s del Río Upín, y de esta manera tendrían otro embalse.
Este proyecto del cual existen estudios desde el año 1999, y que está contemplado dentro del Plan Maestro de Abastecimiento de la EAAB finalizado en el 2015, que estaría a punto de iniciar trámites ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales para que entre en operación en el año 2032, había sido archivado en el año 2012 durante el mandato de Gustavo Petro en Bogotá.
“Ya se habla del proyecto de Sumapaz I, donde se prevé serán cerca de 18 m³/s de agua lo que sería captado de este páramo, impactando de manera catastrófica el Río Ariari, y la región más productiva del Meta”, reveló Vivas.
LA PROPUESTA AMBIENTALISTA:
Cuando llegue el momento de defender nuestras fuentes hídricas, Villavicencio y el llano se tendrán que movilizar, porque sí nos dejan sin el preciado líquido habrán grandes dificultades para el desarrollo de la despensa agrícola de Colombia.