Por: FRANKLIN MENESES SÁCHICA – Doctorante en Derecho – Docente Universitario – Experto en asuntos étnicos y culturales
Después de una dura jornada me senté frente al computador revisando mis apuntes y recordé cada uno de los viajes a una maravillosa región que colinda con el Departamento del Meta. Allí son muchos los amigos de diversas culturas además de su gente donde siempre que he ido me reciben con un caluroso saludo y su aprecio por el trabajo realizado, así como por llevar el mensaje al mundo sobre la importancia de la preservación y el cuidado de la naturaleza, la promoción del turismo, del respeto por cada una de las comunidades indígenas en general.
Esta región es el Guaviare, en donde cada día trabaja la gente de Marandua Estéreo, así como la gente de la Gobernación en donde me he encontrado a varios de mis estudiantes hoy ya profesionales. A mis amigos de los resguardos de Panure, Agua Bonita, a los Nukak, Jiw y Tukano y en general a aquellos que me acompañaron a llegar a la Lindosa y desde allí el poder observar esa línea de pictogramas que los extranjeros de la Universidad de Exeter se halagan constantemente manifestando hallazgos y títulos que no les corresponden más que a nuestros mismos Colombianos, en fin aquí la situación no es discutir sino dar a entender que existe un lugar maravilloso punta de la Amazonia donde comienza ese bello paisaje y hoy se constituye como pulmón de la humanidad así como cuenta con la sierra del Chiribiquete patrimonio ecológico según la Unesco y un río grande, bello y de cuidado que abre la puerta a esa inmensidad mejor conocido como el Nowen.
El departamento de Guaviare, es una tierra rica en historia y diversidad cultural. Su poblamiento se caracteriza por la coexistencia de comunidades indígenas ancestrales y colonos que llegaron en busca de nuevas oportunidades.
Antes de la llegada de los colonos, la región del Guaviare estaba habitada por diversas comunidades indígenas, como los Cubeo, se dice que los Guahibo también pasaron, los Nukak hoy hasta en Tomachipan, los Sikuani y los Tukano, entre otros. Estos pueblos han mantenido sus tradiciones y formas de vida a lo largo de los siglos, y hoy en día desempeñan un papel importante en la preservación de la biodiversidad de la Amazonía no solo desde el contexto turístico sino también cultural.
A partir del siglo XX, se produjo un flujo constante de colonos provenientes de otras regiones de Colombia, en busca de tierras para la agricultura, la ganadería y la explotación forestal. Este proceso de colonización llevó al establecimiento de numerosos poblados, entre ellos San José del Guaviare, la capital del departamento. Muchos provenientes de regiones como Antioquia, los Santanderes, Tolima, Boyacá y de la misma Orinoquia.
De allí se generó la convivencia entre colonos e indígenas en Guaviare la cual ha dado lugar a una rica mezcla de culturas y tradiciones. Los indígenas han compartido sus conocimientos sobre la selva y sus recursos con los colonos, mientras que estos últimos han introducido nuevas prácticas agrícolas y formas de vida como el comercio y el fomento por nuevas prácticas industriales. La música, la gastronomía y las festividades reflejan esta fusión cultural entre ellos los concursos de música llanera, el joropo y el festival del Yuruparí.
El pescado denominado “el Dorado” es un icono junto a ese caldo sabroso relleno de mañoco y tortilla que preparan los integrantes de los mismos resguardos así como la chicha acompañada de los bailes tradicionales cada vez que se reúnen en las malocas a debatir en consulta previa.
Si bien el poblamiento ha traído beneficios económicos a la región, también ha planteado desafíos significativos en términos de conservación ambiental y derechos indígenas. La deforestación y otros impactos ambientales han afectado a la Amazonía colombiana. Al mismo tiempo, se han promovido esfuerzos de conservación y desarrollo sostenible en colaboración con las comunidades locales.
Sin embargo, a pesar de lo anterior enunciado, el Guaviare es un ejemplo de la compleja interacción entre colonos e indígenas en una región de gran riqueza cultural y natural. La historia del poblamiento de San José y sus alrededores ilustra cómo diferentes grupos pueden coexistir y enriquecerse mutuamente, pero también destaca la importancia de abordar los desafíos ambientales y sociales que enfrenta la región. El respeto por los derechos de las comunidades indígenas y la preservación de la biodiversidad siguen siendo prioridades en la construcción del futuro de Guaviare y un reto para las futuras administraciones en donde los indígenas puedan ser tratados de acuerdo a su condición con el respeto y las garantías que se merecen y los colonos continúen promoviendo el progreso y desarrollo de la región.
