En medio de la crisis que afrontamos por la vía Bogotá – Villavicencio, es urgente repensar el sentido de nuestras festividades en el Meta. Los eventos son importantes, sí, pero no podemos olvidar que son tradición, identidad y motor económico para nuestra gente.
El Torneo Internacional del Joropo siempre se celebró en el cumpleaños del departamento. El Festival Llanero se consolidó en diciembre, en el puente de Las Velitas, reemplazando al Festival de la Canción Colombiana. Esas fechas tenían coherencia cultural. Sin embargo, al cambiarlas sin una razón clara, hemos debilitado la identidad regional.
La otra gran falla está en el manejo económico. Se habla de reactivación, pero en la práctica se favorece a las grandes marcas internacionales -nacionales-, con concesiones cerradas a una sola mano, mientras los productores locales quedan relegados. Esa no es la reactivación que necesita la región.
Contamos con una enorme riqueza: pan de arroz en todas sus variedades, mantecadas, pan de yuca, frutas deshidratadas y bebidas propias -aguas, sodas, avenas, masatos, yogurth, kumis y cervezas artesanales. Productos que reflejan quiénes somos y que merecen espacio en cada evento y que no se da el espacio para mostrarse ni crecer. ¡Promover lo nuestro no es un lujo, es una obligación!.
Por eso, pedimos a la Gobernación y a la Alcaldía respeto por las fechas originales de nuestras celebraciones y un compromiso real con el consumo local. Las festividades no pueden seguir siendo vitrinas de grandes empresas foráneas. Deben ser el reflejo de nuestra identidad empresarial y una palanca para el crecimiento económico de nuestra región.
Hagamos que se vuelva realidad: que en el Meta se celebre con lo nuestro para lograr una verdadera reactivación económica.