Agropecuaria La Rivera Gaitán lidera una iniciativa pionera de investigación científica, innovación tecnológica y desarrollo agroindustrial en torno a una especie nativa: la palma de aceite Macaúba. Esta palmera, silvestre y originaria de las Américas, ha pasado de ser una presencia discreta en los paisajes de la Orinoquía a convertirse en el eje de una apuesta visionaria por un modelo productivo sostenible, rentable y alineado con las demandas del futuro.
Un hallazgo local con proyección internacional
“Lo que estamos haciendo es mejorar una semilla que la teníamos acá, y no sabíamos. Eso lo descubrió el doctor Motoike -uno de los científicos brasileños que desarrollaron la investigación de la Macaúba en Brasil y quien vino al Meta con la transferencia tecnológica-. Ya tenemos plántulas de esta región, pero con un mejoramiento que permitirá mayor producción y más extracción de aceite”, explicó Reinel Gaitán, líder de Agropecuaria La Rivera.
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La historia de este proceso inicia con la inquietud científica de recuperar y valorizar un recurso genético local que había permanecido ignorado. Tras más de 12 años de investigación, observación empírica y diálogo con expertos de Brasil, se identificaron ejemplares silvestres de Macaúba con características sobresalientes, lo que dio pie a la construcción de un banco de germoplasma nativo, un paso decisivo para avanzar en su domesticación y mejoramiento genético.
Cooperación científica Colombia – Brasil
El avance de este proceso no sería posible sin el respaldo académico y técnico de investigadores brasileños de la Universidad Federal de Viçosa, quienes acumulan más de 25 años de experiencia en investigación con la especie. El ingeniero agrónomo Sebastián Giraldo Montoya, uno de los asesores técnicos del proyecto, explicó: “Estamos ayudando a Agropecuaria La Rivera a montar un banco de germoplasma de Macaúba. Queremos que Colombia entre en esa carrera global para ser un productor de aceite de calidad a partir de una planta nativa. Ya marcamos algunas plantas en el Meta que pueden ser matrices, donadoras de semillas”.
Esta cooperación internacional se ha consolidado como un intercambio de saberes, sin trasiego de material genético entre países, respetando las condiciones de origen y biodiversidad de la región. Colombia no importa semillas de Brasil, ni exporta las suyas: el progreso se genera con la riqueza local, aplicada con ciencia y tecnología.
Como parte del proceso científico y de mejoramiento genético, se ha establecido un vivero especializado con más de 50.000 plántulas de palma Macaúba, que actualmente están siendo evaluadas. “Estas no son las semillas que vamos a dejar en definitiva. Estamos en la fase de selección: de esas 50.000 elegiremos las mejores y las vamos a volver a multiplicar. Lo mejor de acá se replica, se mejora, se vuelve a sembrar. Por eso hablamos de un proceso de ocho años.”, explicó Reinel Gaitán, director del proyecto.
Este vivero representa el corazón del banco de germoplasma. La meta no es simplemente sembrar, sino garantizar que la planta que llegue al productor sea la mejor versión posible de la especie nativa, con altos estándares de rendimiento y resistencia.
Actualmente, ya se han cumplido cuatro años de investigación aplicada. Según Gaitán, en los próximos cuatro años se concluirá la fase de mejoramiento, lo cual permitirá ofrecer al mercado plantas certificadas con un alto potencial de extracción de aceite y aprovechamiento integral de sus subproductos.
¿Por qué Macaúba y por qué ahora?
La Macaúba no solo es una opción viable por su adaptación ecológica. Es, además, una planta rústica, resistente, que requiere poca agua y pocos nutrientes, lo que la convierte en una alternativa ideal para suelos como los del Meta. “Los suelos del Meta son muy ricos. Podemos decir incluso que la Macaúba crece mejor aquí que en Brasil”, enfatizó Giraldo Montoya.
Además de su uso para alimentos, el aceite de Macaúba tiene una creciente demanda internacional por su aplicabilidad en cosmética, farmacéutica y biocombustibles, especialmente en aviación. Grandes empresas del Medio Oriente ya proyectan cultivos industriales de hasta 200.000 hectáreas en Brasil, y Colombia no puede quedarse atrás. “Nosotros pretendemos en los próximos 3 a 4 años tener los primeros materiales mejorados, y posicionar al país como el segundo en el mundo en esta carrera por producir aceites vegetales limpios y de alta calidad”, afirmó el ingeniero Montoya.
Rentabilidad, sostenibilidad y soberanía agroindustrial
En la actualidad, las palmas de aceite tradicionales ofrecen un rendimiento de extracción de aceite del 18 al 20%, mientras que la Macaúba apunta a superar el 28-30%, con una proyección de hasta 30 toneladas por hectárea. Esta promesa productiva, combinada con su bajo impacto ambiental, posiciona al cultivo como un referente en la nueva era del agro. “La Macaúba es amigable con el medio ambiente porque es de acá. Es silvestre, no degrada el suelo y su ciclo de renovación permite regenerar la producción cada 20 años”, comentó Reinel Gaitán durante la entrevista. Además, destacó que esta palma no exige fumigaciones agresivas, ni desmonte de bosques, lo que permite conservar los ecosistemas locales.
Reconocimiento institucional y apoyo regional
El compromiso de Agropecuaria La Rivera Gaitán ha sido reconocido por diversas instituciones. Es así que, la Confederación Nacional de Asambleas y Diputados de Colombia en cabeza de Henry Ladino su director de Derechos Humanos, y la Asamblea Departamental del Meta entregaron un reconocimiento especial al equipo científico binacional, -Sergio Motokoi y Sebastián Giraldo-, por su aporte a la innovación agrícola y al desarrollo sostenible del departamento. En el evento también estuvo presente Reinel Gaitán. “Estamos convencidos de que Colombia puede convertirse en líder en el cultivo de Macaúba. No es solo una oportunidad de negocio: es una oportunidad país, una apuesta por la soberanía agroindustrial y el desarrollo regional con identidad”, señaló Gaitán.
Una oportunidad que no puede esperar, Este no es un proyecto más
Es una oportunidad estratégica que se consolida tras más de una década de trabajo, perseverancia, investigación y transferencia tecnológica. Hoy, la agroindustria del Meta tiene en sus manos la posibilidad de posicionarse como referente mundial en la producción de aceites vegetales sostenibles, derivados de una genética propia que ha sido mejorada con el respaldo de la ciencia y la voluntad del territorio.
“Ya tenemos plantas, ya iniciamos el proceso. No es un sueño lejano: es una realidad que estamos construyendo en el Ariari, desde La Rivera para Colombia y el mundo”, concluyó Gaitán Tangarife.
/Llanoalmundo
