El desespero económico y la responsabilidad que pesa sobre sus espaldas de sostener su hogar y darles estudio profesional a sus dos hijos llevaron al ingeniero civil Pedro Alférez, al comienzo del presente año, a aceptar el trabajo como ayudante de obra en el parque Metropolitano Alma Viva.
Y es que la vida de Pedro no ha sido fácil, nació en el corregimiento San Francisco, en El Calvario (Meta) y vive en Villavicencio desde muy joven. Hoy tiene 54 años y reside en el barrio Villa Bolívar, al respaldo del parque Metropolitano.
El gusto por las obras civiles lo despertó gracias a que su padre y su hermano eran maestros de construcción. Cuando joven, al tiempo que trabajaba como ayudante de obra, empezó sus estudios universitarios, pero no los pudo seguir por falta de recursos económicos.
Tiempo después, una tarea que le ayudó a realizar a su hijo, en el colegio, en la que colocó la foto de su tío con casco como ingeniero, impulsó a Pedro a retomar sus estudios profesionales a los 36 años de edad en la Universidad del Meta, donde se graduó como ingeniero civil a los 45 años.
A partir de entonces, inició su búsqueda de una oportunidad laboral en el área que se acababa de graduar, pero sufrió el rechazo porque a su edad no contaba con experiencia laboral necesaria para desempeñar el cargo.
Por eso le tocó laborar como ayudante de obra durante cinco años y el último año estuvo sin trabajo hasta que se enteró que iba a iniciar la construcción del parque Metropolitano Alma Viva. Allí llegó en búsqueda de una oportunidad laboral como ingeniero, pero una nueva desilusión se llevó al enterarse que no había una vacante disponible con su perfil y lo único que le ofrecieron fue como ayudante de obra.
Ante las apremiantes necesidades que lo atormentaban se presentó como ayudante de obra y logró por fin tener un trabajo al comienzo del presente año. Al pasar los meses se enteró que había una vacante disponible como ingeniero civil en el área de interventoría, se presentó y allí le dieron la oportunidad de empezar a ejercer su profesión.
El día de Pedro inicia a las 4:30 de la mañana, preparando un tinto y el desayuno para sus dos hijos, el mayor de 21 años, que se prepara para salir de la universidad, y su hija menor, de 17 años, que estudia en un instituto.
Luego, alista su nuevo uniforme dejando atrás las botas de caucho por unas industriales, siendo su vestidura más formal. Al llegar a la obra se pone su casco blanco que lo identifica como ingeniero residente de interventoría. Después empieza su recorrido por la obra saludando a quienes en un momento fueron sus compañeros de área como obreros de construcción y ahora son sus colaboradores.
Hace visitas técnicas del avance de cada área de la construcción del Parque Metropolitano, verificando que todo se cumpla bajo la norma, siguiendo la seguridad estructural y es quien controla todos los procesos constructivos de la obra.
Lleva un mes como ingeniero civil en la construcción, su familia se siente orgullosa de él por esta nueva oportunidad laboral, la transformación y la mejor calidad de vida que le ha ofrecido el parque Metropolitano.
/Alcaldía de Villavicencio