Si ya de por sí el famoso pase sanitario y la obligatoriedad de llevarlo en muchos lugares es un asunto polémico, imaginen lo que supone llevarlo implantado en un microchip.
Esa es la idea desarrollada y promovida por una empresa sueca, Epicenter, especialista en este campo y que pretende con ello facilitar la vida al usuario a lo largo de los próximos meses o años. El director del proyecto, Hannes Sjoblad, ya lo lleva implantado.
«Con este chip me convierto en alguien totalmente accesible para todo aquel que necesite leerme», explica Sjoblad. «Por ejemplo, si voy al cine o a un centro comercial, la gente podrá comprobar mi estado aunque no tenga mi teléfono».
El chip, del tamaño de un grano de arroz, se inserta fácilmente bajo la piel y puede ser extraído siempre que el usuario quiera. La empresa insiste a todo aquel que lo sospeche que el dispositivo no detalla tu ubicación, y que sólo se activa cuando se le acerca un smartphone u otro lector, mediante tecnología NFC.
A la espera de ser aprobado por las autoridades su uso sería, obviamente, voluntario.