Este fue el mensaje que dejó el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, durante su intervención en el recinto de la Asamblea Departamental para dar clausura al último periodo de sesiones extraordinarias para la vigencia 2021. Un balance positivo y lleno de agradecimientos dejó el mandatario, asegurando que ese trabajo conjunto entre la Duma y el Gobierno, pone esperanza y positivismo en el desarrollo de esta región.
La intervención del mandatario inició con agradecimientos, no solo a su equipo de trabajo y a la Asamblea Departamental, sino también a las autoridades y, sobre todo, a los diferentes gremios y comunidad que no claudicaron, a pesar de las difíciles condiciones que se han gestado durante estos últimos dos años.
Luego de presenciar el informe entregado por la Duma, el gobernador aseguró que tanto este, como el recientemente entregado por la Gobernación durante las nueve horas que duró su rendición de cuentas, permiten que la comunidad esté bien informada y demuestran que “es posible que todos empujemos el carro del mismo lado, respetando las competencias de cada uno”, dijo.
Resaltando que en esta época se termina el segundo año de su mandato y llega a la mitad de su periodo de gobierno, Zuluaga envió un mensaje a los habitantes del Meta, para que empiecen el año con alegría y optimismo, porque han sido tiempos difíciles; dijo que “tenemos que tener templanza, en las buenas cualquiera es bueno, en las malas es que demostramos quienes somos realmente buenos. Y nos tocó vivir un periodo difícil, pero, aun así, podemos mostrar lo que nunca antes ningún gobierno y ninguna asamblea pudieron mostrar”.
El mandatario aprovechó el espacio para resaltar retos que se han conseguido durante estos últimos tiempos, señalando que todavía falta mucho y el compromiso es continuar trabajando de la mano de la ciudadanía y la institucionalidad.
“Acogedoras” fue la palabra que utilizó el gobernador para referirse a las cifras correspondientes a la transformación vial del departamento del Meta, aduciendo grandes avances como los corredores de La Altillanura (Puerto Gaitán – El Viento) y la transversal de La Macarena (Mesetas – Colombia, Huila). Fue un total de 1.4 billones de pesos los que se invirtieron en los que para muchos han sido corredores olvidados, de guerra y casi intransitables.
