Ante la radicación del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), por parte de la Alcaldía de la capital colombiana y el arduo discurso de su alcaldesa Claudia López, para lograr su aprobación, se hizo notar la negativa por parte del concejo de la capital, de la ciudadanía en las calles y diferentes Senadores en el congreso, entre ellos la Senadora Llanera Maritza Martínez Aristizabal.
Entendemos que el agua es un recurso fundamental, siempre ha sido así, pero ahora mas que nunca ante un mundo amenazado por el calentamiento global, el cambio climático y la sobre producción industrial que acapara los recursos naturales, el agua representa un valor que con el tiempo será invaluable.
Ahora bien, el Plan de Ordenamiento Territorial, radicado por la actual administración de la capital, ha tenido serias criticas, entre ellas: la falta de participación de la comunidad; la falta de planificación y manejo ambiental de los territorios; y sobre todo lo que muchos puntual mente critican, la especulación inmobiliaria que queda al acecho de una metrópoli en expansión que para las constructoras y el cemento representan un escenario lucrativo que poco armoniza con la naturaleza y la gestión del recurso hídrico.
La construcción a gran escala de proyectos inmobiliarios, obras civiles y mas proyectos inmobiliarios, requiere de grandes cantidades de agua y es aquí en donde el departamento del Meta, debe tener una posición y opinión clara ante el POT de la Capital, ya que Cundinamarca abarca la parte alta de la cuenca cuyos ríos y quebradas desembocan en las faldas de la cordillera oriental hacia el sector del Ariari y la capital del Meta, Villavicencio.
Bogotá tiene un área metropolitana con municipios aledaños que deben concertar con la capital del país, un POT que garantice por sobre todo los retos que plantea el cambio climático y la conservación del recurso hídrico como fundamental para la vida y el bienestar de todos -acorde a los compromisos adquiridos por el Estado en la COP 26-. Los llaneros, debemos considerar las necesidades del departamento del Meta y su capital Villavicencio en cuanto al desarrollo de su economía e infraestructura y el acceso y uso óptimo del recurso hídrico.
Para lograr un consenso, es necesario comprender a lo que se juega con el nuevo POT de la Capital, la eterna disputa entre lo público y lo privado, la alta concentración en la propiedad, la utilización deficiente y dañina de suelos productivos, la afectación a los ecosistemas y la sostenibilidad, para garantizar estos recursos a las nuevas generaciones.
Mientras sigue el debate sobre el nuevo POT <2022-2035>, en el cual entidades y ciudadanos proponen nuevas formas de crecimiento para la capital y la armonía con los municipios que dependen de la conservación de la cuenca y el acceso al recurso hídrico, es nuestra responsabilidad, acompañar a quienes hoy lideran la defensa del medio ambiente.