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Por: Héctor Andrés Pedraza Alcántara, Psicólogo, coach personal y ejecutivo -Conferencista y facilitador internacional.
En un mundo que valora cada vez más la eficiencia y los resultados inmediatos, se nos recuerda con frecuencia que “nadie es indispensable”. Sin embargo, a menudo se nos pasa por alto una pregunta crucial: ¿Cómo queremos ser recordados? El legado que construimos va más allá de los números y los resultados visibles; se trata de las historias que contamos y nuestro impacto al paso por la vida de nuestros compañeros de viaje.
La huella que dejamos no solo afecta a nuestros colaboradores, sino también a la cultura organizacional y al entorno en el que operamos. Invertir en el desarrollo personal y profesional de los equipos es una manera poderosa de cimentar un legado positivo. El verdadero liderazgo no radica en la necesidad del momento, sino en lo que sembramos en los demás. El liderazgo es sobre otras personas, no sobre nosotros mismos.
Al enfocarnos en dejar una huella positiva, no solo mejoramos el presente, sino que también plantamos las semillas para un futuro brillante. Podemos reflexionar acerca de quiénes pasaron por nuestra vida y qué recibimos de ellos, sí realmente marcaron nuestras vidas, o fueron fugaces como el viento.
Como líderes, la responsabilidad no es solo guiar y dirigir, sino también inspirar. Según estudios, los ambientes de trabajo que fomentan la empatía y el respeto son, en promedio, un 40% más productivos. Esto sugiere que al dejar una buena huella, no solo enriquecemos nuestro legado personal, sino también el colectivo.
Amigo, pregúntese por un momento: ¿Qué tipo de legado quiero dejar? ¿Deseo que me recuerden por mis éxitos personales o por haber inspirado a otros a alcanzar su máximo potencial?, ¿Qué historia se narrará sobre mi liderazgo en los años venideros? En el fondo, el legado que construimos no se mide en cifras, sino en la gratitud, y el amor que sembramos en los corazones de quienes nos rodean. La pregunta no es si somos indispensables, sino si nuestras huellas son imborrables.
Por tanto, les invito a reflexionar: ¿Qué legado quieren dejar? Al fin y al cabo, la grandeza en el liderazgo no está en la impronta de nuestra necesidad, sino en la huella imborrable que dejamos en el corazón de las personas. Recordemos: “Nadie es indispensable, pero yo si decido como ser recordado”.
Está bueno el documento.
Lo deja a uno pensando en si estamos haciendo las cosas bien ?
O si necesitamos la opinión de terceros para sentirnos bien.
De. Q manera estoy yo trabajando a diario para lograr mis metas y objetivos
El nadie es indispensable siempre va ser muy relativo; sin embargo el dejar la huella positiva o como queremos ser recordados siempre va a depender de nosotros 100%, de nuestra actitud y como hicimos sentir (o tratamos a los demás).
Me encantó el artículo Andrés, y definitivamente nuestro enfoque debe ser en lo que está nuestro control y no afuera.
Siempre tenemos oportunidad de impactar y dejar un gran legado.
Abrazos desde Costa Rica 🇨🇷
Diego Córdoba
Coach Empresarial 💪
Exelente artículo es una invitación a la reflexión de lo importante que es no perder el sentido humano y de apreciar que cada uno es fundamental e importante en cualquier equipo ya sea laboral, familiar, social.