Primero es importante decir que no desconocemos que haya problemas en el sistema de salud, pero también es indispensable aclarar que el sistema ha funcionado, y que la prioridad debe ser mejorar los puntos en los que hay errores, más no iniciar una reforma total como la que está proyectando el gobierno, que como está redactada desconoce la experiencia conseguida en cuanto a cobertura, acceso y calidad.
La propuesta de reforma apunta contra los gestores farmacéuticos, más de 20 mil droguerías familiares, generadores de bienestar, quienes en promedio atienden a cerca de 39 millones de usuarios y entregan más de 242 millones de medicamentos. Es importante revisar el papel de las droguerías privadas, gestores farmacéuticos de EPS´s, y cooperativas, pues es necesario tenerlas en cuenta para cualquier escenario de reforma que se esté considerando, más aún teniendo en cuenta que en los territorios las farmacias de barrio con su capacidad instalada, podrían ser una solución ante la ausencia o limitación del sistema de salud. Es indispensable pensar en la labor que las droguerías pequeñas brindan a la comunidad, pues el esquema de reforma está planteando una gestión inminentemente pública, haciendo desaparecer a muchos de estos establecimientos.
La reforma plantea una centralización de los procesos de adquisición de medicamentos donde el estado no tiene una experiencia real de compra, no sabemos cuál será la capacidad de compra eficiente ni la logística para llevar estos bienes a las regiones, todo proyectado en el papel, pero sin fundamento técnico de acuerdo a las realidades del país. La ineficiencia en este proceso podría ser muy costosa para los colombianos, especialmente hablando de una materia como la salud.
El sistema de salud sufre por la coyuntura actual en la distribución de medicamentos, pero no se están considerando las variables globales como son la desaceleración económica, inflación, desabastecimiento de insumos y suministros, entre otros, problema que se profundizaría de darse la reforma a la salud. Como respuesta a esta problemática la reforma plantea la regulación de precios a los medicamentos, lo cual desde todo punto de vista sería un error, pues el control de precios solamente conlleva a la escasez y poca competitividad del sector, afectando nuevamente a los consumidores.
No se puede desconocer que a pesar que el actual sistema de salud no es perfecto, sus programas han cuidado el bolsillo de los colombianos, pues mientras en 1945 el gasto en salud era del 45%, hoy en día no supera el 15%, el segundo más bajo de América Latina, como lo mencionó Fernando Ruiz, Ex-Ministro de Salud en el evento “Retail Farmacéutico 2023” de Fenalco.
Dentro del proyecto de reforma se propone que sea la ADRES (Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud) la que centralice el proceso de compra de medicamentos, la cual seguramente no tendría la capacidad para gestionar una operación tan amplia, y tener presencia de la ADRES en regiones, como lo asume el proyecto, costaría muchos recursos en personal e infraestructura.
Es necesario hacer un llamado a los congresistas, especialmente a los de la región de los llanos orientales, para que asuman con responsabilidad el debate del proyecto de Reforma a la Salud, pues debe centrarse en análisis técnicos, financieros, sociales, que beneficien a la comunidad de los llanos orientales, y que no sea solamente un voto por ideología o conveniencia.
